Para fortalecer nuestra confianza en Dios, Cristo nos enseña a dirigirnos a Él con un nuevo nombre, un nombre entretejido con las asociaciones más caras del corazón humano. Nos concede el privilegio de llamar al Dios infinito “nuestro Padre”. Este nombre, pronunciado cuando le hablamos a Él y cuando hablamos de Él, es una señal de nuestro amor y confianza hacia Él, y una prenda de garantía de la forma en que Él nos considera y se relaciona con nosotros.

Corre tu mejor carrera sin distraerte en las cosas del mundo, vas a tener que sobreponerte a las dificultades que encuentres en la pista que vas, esas dificultades traerán desazón en tu ánimo, cansancio extremo y tropiezos, aun así, prosigue a la meta con rapidez. Proyéctate siempre hacia el premio del supremo llamamiento.

En la viña del Señor, hay quienes no pueden ver a otros progresar, ser bendecidos y ser usados por Dios; estos constantemente se llenan de celos, envidias y críticas; descalificando a quienes tienen éxito. Cuando estamos llenos del Espíritu Santo podemos humillarnos delante de la presencia del Señor y vencer todos estos vicios con el poder de Dios.

No te afanes por las cosas del mundo, que solo traerán preocupación a tu vida. No persigas el afán ni las riquezas, busca primeramente a Dios y su justicia. Descansa en las manos de Dios. Que Él sea siempre lo primero, que Él sea nuestra primicia diaria. Es maravilloso que tú existas.

No permitas que nada ni nadie te robe la esperanza que Dios te ha dado. Contra todo pronóstico, contra todo diagnóstico, contra toda evidencia, toma la determinación de creer en el Señor y en lo que te ha prometido para tu vida. Por tal razón, poner tu vida en las manos de Dios es ponerla en manos confiables, seguras y poderosas. Él no es hombre para arrepentirse, ni para dejar de cumplir sus promesas, todas plasmadas en la Biblia, nuestro libro de seguridad eterna.

Planifica tu vida dándole un carácter trascendental, fortalece tus convicciones espirituales y que cada uno de tus actos te lleve tanto a ganar con sabiduría en el conocimiento de Su Palabra, para modificar tu vida y de cómo a cultivarte integralmente. No permitas que, por alcanzar metas, se te vaya la vida sin alcanzar la Vida eterna. Ten prioridad contigo y en tu relación con Dios. Con ellos la victoria está garantizada para ti.

Acércate a Él creyendo que sus promesas se van a cumplir en ti. Alcanzas tu propósito de vida cuando aprendes a vivir en la fe. Padre amado, oramos hoy: Dame la fuerza y tú poder para vencer los miedos y estar libre de angustias. Quita de mí los miedos que la vida ha puesto en mí. Guía mi corazón y mi mente con la sabiduría que me permita elegir los buenos caminos de Tu voluntad.

Dios tiene un plan para nuestra vida, son planes de bienestar. El Señor quiere llevarnos de su mano por la vida para recibir gozo y seguridad. Como creyentes, debemos considerar seriamente cómo y cuándo usarlas. Necesitamos que las palabras empiecen a actuar a nuestro favor, así como Dios lo hace en Su Palabra. También dice la escritura que el necio es contado como sabio cuando calla.

Busca el equilibrio y la sabiduría para que tu carácter se amolde a una vida estable, sana y fructífera, determina que tu vida no sea movida ni por las personas ni por el ambiente que te rodea. Dios te ha dado autoridad para tomar el control completo de tu vida. No eres cualquier persona, eres un propósito grande de Dios en esta tierra.

El tiempo que pasas con Dios es la inversión más acertada que puedes hacer, pues sus beneficios abarcan todas las áreas de tu vida, no lo dudes más, escoge correctamente, pasar tiempo de calidad con Jesús, en lectura y oración.